¿Realmente ganamos con las tarjetas de crédito? Analizando costos y beneficios ocultos
3 min readEn este artículo abordaremos una pregunta que me hicieron hace unos días: ¿se puede realmente ganar con las tarjetas de crédito o terminamos pagando de alguna forma por todos esos beneficios?
Este tema es fascinante y requiere analizar varios puntos de vista para comprenderlo mejor. Lo primero que debemos considerar es el contexto: las regulaciones y prácticas pueden variar significativamente según el país. Por ejemplo, en mi país, existe una ley que prohíbe a los comercios ofrecer precios diferentes según el método de pago (efectivo o tarjeta) y que tampoco les permite exigir un monto mínimo para aceptar tarjetas de crédito.
Los beneficios: ¿una ilusión gratuita?
Es atractivo pensar en los beneficios que ofrecen las tarjetas de crédito: cashback, puntos, millas y otros incentivos “gratuitos”. Además, se nos asegura que, siempre que paguemos el saldo total antes de la fecha de corte, no incurriremos en intereses. Bajo estas condiciones, parecería que las tarjetas ofrecen beneficios sin costo alguno. Pero, ¿realmente es así? ¿Quién paga por esos beneficios?
En mi experiencia, hay dos maneras principales en que se financian estos incentivos:
- Intereses de los usuarios que no pagan a tiempo:
Las personas que no saldan sus tarjetas dentro del período establecido terminan pagando intereses elevados. En muchos casos, estas tasas son incluso más altas que las de un préstamo personal. Estas ganancias permiten a los bancos cubrir los beneficios otorgados a los usuarios responsables que pagan a tiempo. - Comisiones por transacción:
Cada vez que usamos una tarjeta, el banco cobra al comercio una comisión que, en mi país, varía entre el 0.89% y el 1.25%. Esta tarifa, regulada por el Banco Central, asegura que los bancos reciban ingresos directos de las transacciones.
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Impacto en los precios
Los negocios, naturalmente, están diseñados para generar ganancias. Por lo tanto, no absorben las comisiones; estas se trasladan al consumidor final. Antes de que existiera la ley que prohíbe precios diferenciados según el método de pago, muchos comercios ofrecían un descuento por pagos en efectivo. Ahora, con la regulación vigente, los precios son iguales para todos, pero están ajustados para incluir las comisiones bancarias. En resumen, si pagamos con tarjeta, obtenemos beneficios como puntos o cashback, pero indirectamente contribuimos al costo de esos beneficios mediante precios más altos.
¿Tarjetas de crédito o efectivo?
En la actualidad, el uso de tarjetas de crédito tiene ventajas innegables, especialmente en términos de comodidad, seguridad y recompensas. Sin embargo, el efectivo también ofrece beneficios: mayor control sobre los gastos y la posibilidad de obtener mejores precios si las condiciones lo permiten. Como sociedad, al promover el uso de dinero digital, hemos cedido parte de nuestro poder de negociación, favoreciendo un sistema que, aunque conveniente, tiene costos ocultos.
Conclusión
Las tarjetas de crédito pueden ser una herramienta poderosa y ofrecer beneficios significativos, siempre que se utilicen de manera responsable. Sin embargo, es importante entender que estos beneficios no son completamente “gratuitos”. En muchos casos, los pagamos indirectamente a través de precios más altos o con los intereses de quienes no cumplen con sus pagos a tiempo. Al final, la elección entre efectivo o tarjeta dependerá de nuestras prioridades y de cuánto valoramos los beneficios frente a los costos ocultos.
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