No trabajes por dinero
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Todos los seres humanos nacemos con algo en común: tenemos 24 horas al día y 7 días por semana. Ese tiempo es nuestro recurso más valioso, y lo intercambiamos para obtener bienes o servicios. A lo largo de los años, hemos buscado maneras más simples y justas de hacer estos intercambios. Así nació el dinero, como una herramienta para facilitar prácticamente cualquier tipo de transacción.
Muchas personas dicen que el dinero no compra la felicidad. Yo pienso distinto. Con una buena administración, el dinero sí puede traernos felicidad. No creo que el dinero nos cambie, pero sí revela quiénes somos realmente. Saca a la luz nuestra esencia.
El dinero nos da libertad y herramientas. No hay nada más bonito que poder ayudar a la familia o a los amigos cuando tenemos la posibilidad de hacerlo. Es doloroso imaginar una situación donde un hijo necesita un medicamento urgente y no se tiene el dinero para comprarlo.
Una de las experiencias más gratificantes que he vivido fue poder pagarle un viaje al extranjero a mis padres y a mi hermano. Disfrutar juntos ese momento, aunque ya haya pasado, me llena el corazón. Si no hubiera tenido el dinero para hacerlo, jamás habríamos vivido esa experiencia. Por eso, desde mi experiencia, el dinero sí compra felicidad.
Pero aquí viene la parte clave: el dinero en sí —el dinero fiat— no nos da felicidad automáticamente. Es solo un medio. Por eso digo que debemos dejar de trabajar por dinero.
“¿Entonces para qué trabajamos?”, se preguntarán. Porque lo que realmente estamos intercambiando cuando trabajamos no es fuerza ni energía, sino tiempo, y ese recurso no lo podemos recuperar.
La clave está en cambiar el enfoque: en vez de trabajar por dinero, trabajemos por activos. Es cierto que en cualquier trabajo vamos a recibir dinero, ya sea como empleados, freelancers o emprendedores. Pero el “truco” está en transformar ese dinero en activos lo antes posible.
Cuando trabajamos con la mentalidad de construir activos —bienes que generen ingresos o valor a futuro— dejamos de depender del sueldo mensual. Los activos, a diferencia del ahorro, no solo nos protegen de la inflación, sino que también pueden darnos ganancias con el tiempo.
Trabajar por activos significa que nuestro dinero empieza a trabajar por nosotros. Incluso mientras dormimos, viajamos o enfermamos, nuestros activos pueden seguir generando ingresos. Eso no pasa cuando solo trabajamos por dinero.
Esto, por supuesto, no es fácil ni inmediato. Requiere paciencia, aprendizaje, tiempo y disciplina. Pero con cada año que pasa, podemos estar un paso más cerca de una vida con mayor bienestar y libertad.
Así que recuerda: no trabajes por dinero, trabaja por activos.